Aunque no siempre fue así, hoy en día estamos acostumbrados: el papel higiénico viene no solo enrollado, sino también troquelado en pequeños cuadrados, destinados a facilitar al usuario la tarea de cortar el tramo que necesita sin romper, o haciéndolo de una manera más prolija.
Ampliamente difundidos en los papeles de distintas calidades y presentaciones, los troqueles ofrecen beneficios que sin duda trascienden lo meramente estético. Y esto viene a que los “cuadraditos” nos ayudan también a ahorrar. ¿Lo habías pensado? Gracias a ellos podemos utilizar el papel de una manera más medida y ajustada a nuestras necesidades reales. Para ser precisos, seis cuadraditos bastan para lograr una limpieza efectiva, sin derrochar.
Así, junto con la facilidad para cortar por tramos, los cuadraditos aportan, además, una unidad de medida: al higienizarnos, nos permiten identificar con cierta rapidez que hemos tomado tal, o tal otra, cantidad de ellos, y de esta forma determinar que la cantidad será suficiente para una limpieza satisfactoria, o bien que debemos tomar un poco más. El mismo cálculo sería mucho más intuitivo, y por cierto impreciso, en ausencia de nuestros aliados, los cuadraditos, ¡que así se convierten en los guardianes del ahorro!