El ritmo de vida actual y las ocupaciones que atendemos a diario no suelen dejarnos respiro. El día se pasa entre reuniones de trabajo, actividades con los niños, compras, la atención de la casa y algo de deporte y dispersión. No es sencillo encontrar un momento en el que estemos tranquilos, con un poco de silencio a nuestro alrededor, sin ser observados ni tener que responder a los pedidos de nadie más. Excepto… ¡cuando estamos en el baño!
En esta habitación de la casa, o de la oficina, la cosa cambia: ni bien cerramos la puerta, la paz que aquí reina nos envuelve. Y se presta para hacer una pausa, aislarse un poco de todo por un momento, y muchas veces, ¡hacer una llamada que tenemos pendiente! Con más privacidad que en otros espacios y sin que nadie nos moleste o nos interrumpa, el cuarto de baño nos permite prestar mayor atención a una charla telefónica, o bien responder un mensaje o un correo electrónico que hemos recibido. Todo, sin tener que lidiar por un tiempo con el ajetreo cotidiano. ¿Lo probaste ya?